Tras haber conocido dos de los lugares más encantados de Tokio, Japón hoy vamos a hacer nuestras maletas y vamos a coger nuestro equipo de investigación paranormal para viajar hasta Australia, más concretamente nos iremos hasta Sidney donde nos encontramos detenido en el tiempo el antiguo Hospital de Prince Henry, uno de los lugares más encantados del país.

Este lugar a las afueras de Sidney fue inaugurado en 1881 como un hospital especial para tratar enfermedades contagiosas del momento y se decidió apartarlo del centro de la ciudad por este motivo.

Muchos enfermos que venían en los barcos hasta Sidney fueron llevados a este lugar, donde la mayoría debido a su estado perdieron la vida, ya que el largo viaje desde lugares como Inglaterra dejaba a los pacientes casi moribundos en este sanatorio sin prácticamente probabilidades de sobrevivir a enfermedades letales del momento como la tuberculosis o el tifus.

Este lugar estuvo acogiendo a este tipo de pacientes hasta bien entrado el siglo XX, cuando el descubrimiento de los antibióticos hizo que este tipo de sitios dejaran de tener sentido.

Tras unas remodelaciones en los años 60, algunos testigos empezaron a presenciar supuestas apariciones como la de una enfermera que se llamaba Gracie, que estuvo trabajando en el lugar a finales del siglo XIX y que según se pudo saber sufría de un trastorno obsesivo compulsivo con los gérmenes y la limpieza y sentía la necesidad de limpiarse cuando alguien la tocaba.

Hay que decir que a día de hoy el sitio ha sido completamente restaurado y convertido en un museo.

Dicen que murió en el bloque B en muy extrañas circunstancias, ya que apareció muerta sin más con la cara desencajada durante una noche de invierno y desde entonces muchos han podido llegar a verla así con la cara descompuesta por su pasillos y detenerse para desaparecer en el hall principal donde hay relojes mostrando las dos de la mañana en el reloj.

Los empleados del museo afirman que a veces por donde suele aparecerse aparecen cosas movidas de su lugar e incluso en algunas ocasiones como rotas.

Otro de los fantasmas más celebres del lugar es el de un niño aborigen que suele aparecerse en las escaleras del mismo bloque intentando asustar a quien lo ve e incluso invitando a sus testigos a jugar con el.

Otras apariciones que han sido relatadas por el personal han sido las de un hombre muy siniestro no identificado con pasos muy pesados y que suele aparecerse como una sombra en mitad de la madrugada.

Finalmente fuera del edificio en un viejo cementerio se han visto diversas apariciones de fantasmas posiblemente de los cientos de pacientes, enfermeras y médicos que murieron en este lugar.