
PAUL DE SENNEVILLE
11 de junio de 2025
Anguila en salsa
11 de junio de 2025En esta ocasión volvemos a nuestro país para conocer un lugar en el que el tiempo pareció detenerse hace muchos años. En este sitio ya solo impera el silencio, que solo es alterado por los animales y por el crujir de su vieja estructura, que es la única testigo de lo que ahí se vivió hace décadas.
Viajamos hasta la sierra madrileña donde nos encontramos con el antiguo Sanatorio militar de la Marina, un lugar que en su día sirvió para tratar la nefasta tuberculosis, enfermedad que en los años treinta y cuarenta era sinónimo de sufrimiento y a veces incluso de muerte.
Este viejo hospital fue construido en los años cuarenta junto a otros a lo largo de la serranía madrileña. A día de hoy es el único que sigue esperando un comprador o a alguien que acabe con su existencia. Los demás han sido demolidos o utilizados para otros fines. Otros no llegaron ni a abrir sus puertas.
En el caso de este que os traemos hoy he tenido el privilegio de haberlo visitado en varias ocasiones para poder investigarlo.
Hoy no voy a hablaros de cosas que he encontrados en Internet, las siguientes líneas las he podido vivir yo en mi piel y afortunadamente mi experiencia en el lugar a diferencia de otros nunca ha sido negativa.
Muchas veces este tipo de centros sanitarios abandonados, han sido testigos de extraños rituales perpetrados por personas con oscuras intenciones. Esto hace que el lugar de alguna manera albergue entidades que no deberían estar aquí y que en algunos casos inclusive pueden llegar a ser peligrosas para lo investigadores.
Aquí no descarto que se haya practicado algún que otro ritual o sesiones descontroladas de espiritismo, pero desde luego en mi experiencia en el sanatorio no he sentido esa agresividad que si he sentido en otras investigaciones en enclaves parecidos.
Podemos decir que más bien ha sido todo lo contrario, ya que desde que accedes parece que alguien cariñosamente va acompañándote para recorrer sus destartalados y vandalizados pasillos e instalaciones.
Tenemos que mencionar que la entrada en el lugar esta prohibida bajo multas de distintas cuantías.
Entrar por lo tanto se convierte en un reto para los investigadores, ya que muchas veces pese a ser inofensivos y no hacer nada malo, se nos compara con gamberros o grafiteros.
En una de las pocas veces que he podido adentrarme en el lugar, sentimos lo que comentábamos antes que no estábamos solos, que alguien nos acompañaba en silencio sin molestar.
Tras dos horas de investigación pudimos observar desde uno de sus balcones que unos jóvenes de desconocidas intenciones se adentraban en el lugar. Por este motivo decidimos abandonar apresuradamente el sanatorio mientras caía sobre nosotros una tormenta de campeonato.
Hasta aquí todo normal. En un momento pudimos escuchar el sonar de una sirena, posiblemente la policía o seguridad privada que había cazado a los chicos. Nosotros pudimos salir sin problemas.
La sorpresa con letras mayúsculas llegó al día siguiente cuando analice los diversos audios que habíamos grabado. Tras varias psicofonías bastante llamativas captamos una que me dejó pensativo. Dos segundos antes de que decidiéramos abandonar el lugar, una voz en un tono tranquilo y con ganas de ayudar nos dijo “Salid” , como diciéndonos u os vais u os van a pillar a vosotros.
Dos meses después decidimos volver a visitar el antiguo sanatorio, pero tras haber entrado en la propiedad, una de nuestras cámaras la cual no había fallado en otras investigaciones, empezó a hacerlo.
El sonido no entraba por la cámara y cuando mi compañero y yo nos encontrábamos en una especie de descampado viendo lo que le pasaba al sonido de la cámara, pudimos observar como dos linternas bajaban por las escaleras acristaladas del lugar.
Una vez abajo nos enfocaron y pudimos salir del lugar corriendo, si la cámara no hubiera fallado, habríamos entrado y posiblemente nos habrían pillado, pero de nuevo una presencia invisible y amiga, no quería que nos pasara algo malo.
Tras esta investigación fue cuando realmente empezamos a pensar que alguna de las almas que habita el lugar de alguna manera no quería que nos pasara nada y nos quiso proteger de lo que hubiera podido llegar a pasar.
Hace unos años fue cuando por última vez acudí a este sanatorio y esta vez no tuvimos ningún inconveniente, si la sensación de que alguna fuerza amiga e invisible volvía a hacernos de guía.
Esta vez los resultados fueron bastante llamativos, debido sin duda a que daba la sensación de que las entidades que nos dejaron sus mensajes, parecían bastante tristes, recuerdo que la última de las inclusiones psicofónicas en un tono muy triste nos preguntaba si aun era de noche.
Hace mucho que no he vuelto a este increíble lugar, pero prometo hacerlo próximamente, ya que hay aun muchas cosas que han quedado pendientes por descubrir, aun quedan muchas preguntas por responder….