
SIN TABÚ
15 de octubre de 2025
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15 de octubre de 2025La Aventurita de Luna y su Espejo Mágico
Érase una vez, en un bosque lleno de flores que brillaban como estrellas, una pequeña liebre llamada Luna. Luna tenía orejas suaves y pelaje blanco como la nieve, pero todos los días se sentía un poquito triste. «¿Por qué no soy tan rápida como el conejo Saltarín? ¿O tan fuerte como el oso Gruñón? ¿O tan colorida como el pájaro Arcoíris?», se preguntaba mientras se miraba en un charco de agua. Sus amigos jugaban y reían, pero Luna se escondía detrás de un árbol, pensando que no era lo suficientemente especial.
Un día soleado, mientras exploraba el bosque, Luna encontró una cueva escondida detrás de una cascada. Dentro, relucía un espejo antiguo y mágico, con un marco de hojas doradas. Cuando Luna se acercó y dijo: «¡Hola, espejo! ¿Quién soy yo?», el espejo no respondió con palabras tristes. En cambio, brilló con una luz cálida y le mostró no solo su reflejo, sino también todas las cosas maravillosas que hacía.
«¡Mira, Luna!», dijo el espejo con una voz suave como el viento. «Eres la liebre que siempre encuentra las bayas más dulces para compartir con tus amigos. Tus saltos son como danzas que alegran el bosque. Y tus orejas escuchan los secretos de las flores, haciendo que todos se sientan comprendidos. Tú eres única, como una estrella que solo tú puedes brillar.»
Luna parpadeó sorprendida. «¿De verdad? ¿Yo soy especial así, solo por ser yo?» El espejo asintió y le dio un consejo mágico: «Cada mañana, mírate y di tres cosas que ames de ti. No compares tu luz con la de los demás; solo enciéndela más fuerte.»
Emocionada, Luna salió de la cueva y corrió hacia sus amigos. «¡Hoy voy a saltar lo más alto que pueda, porque mis saltos son los mejores para mí!», gritó. Saltarín la miró y dijo: «¡Eres increíble, Luna! Nadie salta con tanta alegría.» Gruñón le ofreció una flor: «Tu corazón es más fuerte que cualquier garra.» Y Arcoíris cantó: «Tus colores son los del amanecer, ¡tan hermosos!»
Desde ese día, Luna empezó su ritual matutino. Se paraba frente a un charco o una hoja reluciente y decía: «Amo mis orejas curiosas, porque escuchan historias divertidas. Amo mi pelaje suave, porque me hace sentir cómoda. Amo mi sonrisa, porque ilumina el bosque.» Poco a poco, su tristeza se convirtió en una gran confianza. Ya no se escondía; en cambio, ayudaba a sus amigos a encontrar sus propias luces. «Todos somos especiales a nuestra manera», les decía. «¡Solo hay que mirarnos con ojos amables!»
Y así, Luna aprendió que el amor propio es como un tesoro escondido en el corazón. No necesitas ser el más rápido, el más fuerte o el más brillante para ser valioso. Solo necesitas quererte tal como eres, y entonces, el mundo entero se vuelve un poquito más mágico.
Querido lector, ¿y tú? ¿Qué tres cosas amas de ti hoy? Recuérdalo: eres único y maravilloso, justo como estás. ¡Brilla con todo tu esplendor!