Desde el principio de su reinado, el faraón Akenatón y su hermosa esposa Nefertiti decidieron desafiar todo el sistema de fe del Antiguo Egipto.

Estaban dispuestos a sacudir las bases mismas de la visión del mundo egipcia. Y sus ideas llevarían a la nación al borde del abismo.

Empezó a reinar durante los años dorados del Imperio egipcio, hace casi 3.500 años.

Egipto era el más rico y poderoso del mundo.

Su ejército derrotaba a cualquier otro que lo enfrentara; sus cosechas eran abundantes y su población bien alimentada; sus suntuosos templos y palacios reales estaban colmados de tesoros y todos estaban convencidos de que su éxito se debía a que mantenían a los dioses contentos.

Fue entonces cuando Amenofis IV tras 38 años de reinado de su padre Amenofis II llegó al trono, y una de sus primeras medidas cambiar una religión de 1.500 años de antigüedad. Pero no solo eso, ya que como faraón podía cambiarlo todo, la política, el arte, e incluso el lenguaje. Y lo consiguió.

Akenatón llegó al trono con el mismo nombre de nacimiento que su padre:  transcrito Amen-Hotep, o Amenofis,que en el antiguo idioma egipcio (copto) significa «Amón está satisfecho» o «hágase la voluntad de Amón» Tras cuatro o cinco años de reinado, no hay unanimidad en esto cambió el nombre de Amenofis por el de Akenatón, «útil a Atón» o «agradable a Atón»

Hijo de Amenhotep III y de la reina Tiy, la Gran Esposa Real. Tras la muerte del faraón Amenhotep III, la reina viuda Tiy fue testigo del ascenso al trono de su hijo Akenatón, alrededor del 1353 antes de nuestra era, y de sus consecuencias: el proceso de sustitución del antiguo orden establecido en torno al culto de Amón y la posterior fundación de la nueva capital del reino.

Esta semana en De paseo por la historia, Akenatón

De paseo por la historia, todos los martes a las 22, hrs. en www.radioavalon.es